Un mensaje desde el corazón
Desde hace mucho tiempo, escuché que la familia era el mejor invento de Dios, también sé que es considerada la célula más importante de la sociedad. Y, sin duda alguna, tener un par de personas a tu alrededor que te hacen creer que te aman, que eres parte de su corazón, que están pendientes de ti, que eres importante y que están para ti, es una buena razón para sentirse seguro y sobre todo confiado. Tengo claro que hay miles de millones de tipos de familias, papás querendones y mamás fuertes, o, todo lo contrario; también me queda claro que hay todo tipo de comportamientos que generan a su vez todo tipo de combinaciones para trabajar en el área familiar y hacerte creer que eres parte del grupo. De la misma idea, sé que hay parejas, padres y madres que te alejan, te hacen daño y te hacen sentir muy mal.
En esta ocasión, me quiero referir a ese grupo familiar que sin importar la combinación busca amar a los suyos. Sí, me refiero a ese papá/mamá que hace todo para tener un grupo de individuos a su cargo que se llama la familia. Y hoy, durante esta cesión de cuarentena, hay momentos en que la permanencia hace que se parezca un poco a vivir una pesadilla. Y entonces, surge la frase, un poco fuerte que dice: “los papás no están acostumbrados a estar con sus hijos”. Y piensas, te queda el sonido en el corazón, quizás sientes pena o simplemente te asombras. Y surge la pregunta: ¿es cierto? Y sin importar la respuesta, estoy segura que no hay una buena y una mala.
Te invito a descubrir ese tiempo único y poder decir en la soledad, quiero unos minutos lejos. Estar 24 por 7 con los hijos no es fácil ni para ellos ni para los padres. Por miles de razones y a pesar del gran amor que se tengan; como tampoco lo es convivir las mismas horas con el esposo, pareja o compañero. Es otra tarea que parece un proceso más que necesita entrenamiento.
Valdría la pena entonces poder sentarse y pedir tiempo fuera. Así como cuando juegas escondidas, las traes, la lleva, el juego que sea y decides pedir stop, tapo o la base, la palabra que sea para decir un minuto, un momento para descansar y pensar, o tan sólo para que no te atrapen. En esta convivencia intensa necesitas esa base. Márcala y defínela físicamente. Determina un lugar donde no puedan tomarte o hablarte o pedirte… Define ese tiempo fuera y que sea respetado para ti y para todos los de la familia.
Disfruta y convive con amor; y respeta el momento de los tuyos y tuyo propio.